que no me escucharon
les supliqué una guerra sin muertes
pero con su toque de queda
paralizante
no hubo piedad.
fui arrojada a una ciudad idéntica
que la madrugada no había conseguido arrasar
busqué en vano un limo que la resaca hubiera revelado
en las aceras después de la crecida
pero el mar retrocedía en otras orillas
y los semáforos funcionaban a la perfección
pensé sin ira en los sordos dioses y en su reino de los cielos
y abandoné el mío que agonizaba
bajo la frágil tiranía
de
las
últimas
c a r i c i a s